13 de març 2010

La España aconfesional

Ninguna confesión tendrá carácter estatal. Los poderes públicos tendrán en cuenta las creencias religiosas de la sociedad española y mantendrán las consiguientes relaciones de cooperación con la Iglesia Católica y las demás confesiones. Con este artículo la constitución española declara que el estado será aconfesional, aunque podemos apreciar que, teniendo en cuenta la parte de “tendrán en cuenta las creencias religiosas de la sociedad española” y la inclusión de la religión católica en el articulado, la religión mayoritaria en España tiene un tratamiento especial para beneplácito de la conferencia episcopal y para desgracia de todos aquellos que deseamos un estado laico.

Si ya la constitución muestra claramente que la aconfesionalidad es solo de boquilla, en la práctica el estado se encarga de demostrar los beneficios de la religión católica con una exención de impuestos. Podrá haber quien dice que la iglesia católica es una ONG y que como tal es tratada por el estado, pero si entendemos ONG una organización sin ánimo de lucro, la iglesia católica, al menos en España, no entraría en esta categoría. Sin profundizar demasiado, la iglesia cuenta con una ingente cantidad de centros privados elitistas en nuestro estado, una radio generalista y, como nos demuestra el caso del Fórum Filatélico, una desmedida ansia de multiplicar sus ingresos mediante inversiones de una más que dudosa legalidad –curiosamente, también cuenta con información privilegiada que le permite vender sus inversiones antes de la quiebra, ventajas de ser un poder fáctico-. Los juramentos de cargos públicos se realizan sobre una biblia y los funerales de estado cuentan con una misa oficiada por “agentes” de la santa sede. Su injerencia en política es constante, hasta el punto de llegar a pedir la excomunión de aquellos diputados que no voten lo que ellos desean. No importa lo que el pueblo opine ni lo que haya votado, sus representantes electos deben doblegarse ante los designios de la iglesia católica. Ni cumplen lo de sin ánimo de lucro, ni veo claro lo de no gubernamental.

La constitución española, catalogada en tantas ocasiones de un texto de consenso, es básicamente una constitución continuadora de la dictadura del tirano Francisco Franco, de corte conservador como demuestra la incapacidad de declarar un estado federal que acabo convirtiéndose en un estado de las autonomías, que como nadie sabe lo que quiere decir, provoca las consiguientes disputas competenciales. O un sistema electoral hecho para beneficiar el caciquismo y a la derecha infrarrepresentando el voto de las zonas urbanas, tradicional feudo de la izquierda –no lo digo yo, lo dice Gregorio Peces Barba, “padre” de la constitución española-. Si bien es cierto que durante nuestra “maravillosa transición” se tuvieron que rebajar las pretensiones de los partidos democráticos ante la posibilidad de un golpe de estado, es imperdonable que no se haya realizado una revisión tras la depuración del ejército realizada por Narcís Serra. De este modo, a pesar de describir a España como un estado aconfesional, se deja abierta la puerta a los amigos del caudillo para que sean tratados con deferencia. Como dijo el general golpista: “Todo está atado y bien atado”.

2 comentaris:

  1. L'autor ha eliminat aquest comentari.

    ResponElimina
  2. Existe un claro, rotundo y encubierto favoritismo hacia la religión católica que se manifiesta flagrantemente en la inclusión de manera única a esta confesión como beneficiaria a la hora de destinar, voluntariamente, nuestros impuestos a la declaración del IRPF. Todo un ejemplo del espíritu modélico, reconciliador y democrático de nuestra Transición que, en realidad, sólo demuestra el continuismo y permisividad de la clase política española con respecto a la voluntad de la Iglesia Católica de mantener su estatus de influencia en nuestra sociedad, amparado en su momento por un sangriento golpe de estado y una dictadura no menos sangrienta.

    La tradición política de partidos autoproclamados liberales, como el Partido Popular, tampoco ayuda en este sentido y aquellos partidos, como el Partido Socialista, que deberián posicionarse claramente a favor de una clara inhibición con respecto al tema religioso, tampoco apuestan por un verdadero laicismo o en su defecto una inclusión proporcional de las demás religiones, por motivos claramente electorales.

    La ley garantiza la libertad religiosa en nuestro Estado. No obstante, la encubierta y privilegiada posición que se le otorga a la confesión católica hace que otras confesiones se sientan, cuando menos, estafadas. ¿Cómo se entiende que el resto de religiones apuesten por el modelo laico, en detrimento del modelo no confesional si no es porque este último no garantiza una total inhibición del Estado en este sentido? ¿Por qué la Iglesia Católica arremete contra el modelo laico, tildándolo de mecanismo para promover el ateísmo?

    Que no nos engañen. Como ya he dicho, la Iglesia Católica lo único que pretende es no perder su posición predominante de cooperación con en el Estado, contemplado en el aberrante artículo de la Constitución introducido por el compañero. Sistemáticamente es lo que ha hecho a lo largo de la historia: oponerse a cualquier cambio que represente una mengua de su papel como juez moral y arbitro social, obviamente con el apoyo de las fuerzas políticas afines. Recordemos que, si de ellos dependiese, hoy en día todavía no nos podríamos ni divorciar.

    ResponElimina