26 de març 2010

La Internacional Papanatas

En otra demostración de buen juicio y defensa de los intereses de los más desfavorecidos, un grupo de estudiantes de la UAB protesto ayer –otra vez- por el abusivo precio de los Ferrocarriles de la Generalitat. Curiosamente estas protestas se iniciaron después de que la empresa pusiera una barrera de validación debido a que una gran cantidad de estudiantes, en una demostración de civismo y respeto por los servicios públicos, se trasladara hasta Bellaterra haciendo uso de billetes de transporte de una zona –para ir a Bellaterra hay que utilizar los de dos zonas-. Para la Internacional Papanatas –término recogido de artículos de Quim Monzó y creado por Jordi Barbeta- esto es un ataque a las clases populares y han decidido protestar estropeando instalaciones públicas en una muestra de coherencia.


Supongo que no se han parado a pensar que los destrozos causados se pagarán con fondos públicos, y supongo que siendo tan de izquierdas creerán lógico que los empleados de estas líneas cobren un sueldo digno, tengan vacaciones, fines de semana libre, etc. De igual modo, ya que están cursando unos estudios superiores, es de esperar que sean conscientes de que el mantenimiento de las líneas y todos los gastos del personal que trabaja en ellas se ha de pagar de algún modo y, supongo, son conscientes de que con el precio del billete no se llega a cubrir ni siquiera el 50% de los gastos de la empresa pública.


Resulta curioso que el Sindicat d'Estudiants dels Països Catalans –nombre curioso ya que sindicato es una asociación de trabajadores constituida para la defensa y promoción de intereses profesionales- realice todas sus protestas cortando autopistas y líneas ferroviarias que utiliza toda la población, destrozando mobiliario público o ocupando espacios públicos. Parece sensato pensar que su actividad debería centrarse en la política de becas del gobierno o en la nueva selectividad, aunque eso quizás les supondría un gasto de tiempo que no podrían utilizar para tomar cervezas en el bar. Si estas organizaciones que desprecian –como demuestran tan a menudo- todos los servicios públicos son los representantes de la juventud de izquierdas, la derecha debe estar tranquila ya que el enemigo está dentro de casa.

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